jueves, 18 de marzo de 2010

Si lo mismo vamos a sufrir: lo hagamos por Dios.

Hola amigos de Jesús y de María, hoy estabamos en "la escuela de la Palabra", dirigida por el Padre Blunda, y leimos la parábola de la Vid verdadera, que dice lo siguiente:

"Yo soy la vid verdadera,

y mi Padre es el viñador.

Todo sarmiento que en mi no dá fruto,

lo corta,

y todo el que dá fruto,

lo limpia ,

para que dé más fruto,

vosotros estais ya limpios,

gracias a la palabra que os he anunciado,

Permaneced en mi como Yo en vosotros.


Juan 15 (1-4).

Lo que yo interpreté de este pasaje bíblico de Juan, es que tanto si no estamos dando frutos con Jesús, como si estamos efectivamente dando fruto con Él, nos a va "limpiar" o "podar" para que demos mas frutos o de lo contrario para que dejemos de tener su presencia en nuestras vidas, por lo tanto haciendo una simple deducción podríamos pensar con inteligencia y decir que si lo mismo todo mortal va ha sufrir la "poda" de Dios, porque no estar en el "lado" de Dios y ofrecerle a Él todo sufrimiento, ya que estemos o no, del lado de Dios: vamos a sufrir lo mismo. y si capitalizamos este sacrificio para nuestra salvación y lo dedicamos a Dios dando muchos frutos, estaremos haciendo una elección tremendamente importante, pues tendremos la opción de sufrir el absurdo de no seguirlo y la inmensamente alegría de sufrir por Dios y vivir con Él en la eternidad infinita.
Lo mismo Dios nos va a podar, la clave está en saber de que lado estamos antes de la poda.
De Nicolás José Neville (Juan de Dios).

miércoles, 17 de marzo de 2010

Las tres Marías y los colores primarios

Hola amigos, el otro día hice la reflexión o comentario de los misterios gozosos del Rosario y en el que correspondía al de la anunciación del Angel, puse que Dios la hizo valer por tres a María ya que despues de su Si al Angel, se convirtió en hija de Dios Padre, en esposa del Espiritu Santo y en Madre de Dios Hijo, por eso, decía en aquella oportunidad que las estrellas "Tres Marías" que vemos a la medianoche alineadas en el cielo corresponden a la Virgen María tres veces parienta de Dios, osea María Madre de Dios, María Hija de Dios y María esposa de Dios, y que para festejar este acontecimiento el mismo Dios las alineó en el cielo.
Todos tenemos una estrella que seguir pero la Virgen María tenía tres estrellas, y quizas las más importantes. Esas tres estrellas que seguía María se las puede representar con los tres colores primarios, osea el azul, el amarillo y el rojo. osea se casó con el azul del amor del Espíritu Santo, con el amarillo de la alegria de Jesús y con el rojo del sol de Dios Padre. Con estos tres colores primarios La Virgen y Dios "pintaron" cada Hijo de Dios con un "color diferente".

Pintemos como María todo a nuestro alrededor con colores primarios la infinita posibilidad de tonalidades, dándole "color" a todo lo que hacemos.

De Nicolas José Nevílle (Juan de Dios)